El Día de la Madre volvió a confirmar la tendencia de restricción del gasto en los hogares argentinos


Según el último informe de CAME, la celebración del domingo marcó el cuarto retroceso consecutivo en el consumo, reflejando el persistente deterioro del poder de compra. A pesar de que la gran mayoría de los comercios (más del 83%) desplegó todo su arsenal de promociones—desde reintegros bancarios hasta financiación extendida—, el volumen de ventas se redujo significativamente. La conclusión es clara: la estrategia de ofertas logró mantener cierto movimiento en las cajas, ¿pero a qué costo si la rentabilidad fue absorbida por los propios descuentos?
El análisis del gasto promedio revela la verdadera magnitud del problema. Si bien el ticket nominal subió a $37.124, al descontar la inflación, el gasto real fue negativo en un 16,7% respecto al año anterior. Esto implica que las familias destinaron una porción de dinero considerablemente menor para los regalos. El consumidor optó por la planificación extrema y, según reportes, se volcó a artículos de bajo valor. ¿Indica esto que las fechas clave están perdiendo su capacidad tradicional de impulsar el consumo de manera efectiva, o la restricción del ingreso real es, sencillamente, insuperable por cualquier promoción?
Al examinar los rubros, el panorama es desolador, con cinco de los seis segmentos analizados registrando caídas en términos reales. Cosmética y Perfumería sufrió el golpe más duro con una contracción del 24,2%. Incluso Indumentaria cayó un 5,3%. Sorprendentemente, el rubro tecnológico fue la única excepción, creciendo un 15,7%, probablemente impulsado por recambio de dispositivos y fuertes planes de cuotas. ¿Es el crecimiento de la tecnología un espejismo que refleja la necesidad de bienes durables financiados a largo plazo, o hay una transferencia de gasto desde rubros tradicionales hacia el e-commerce y gadgets?
Los comerciantes coincidieron en que el adelanto de bonos y beneficios, especialmente en provincias, ayudó a inyectar una liquidez fugaz, pero no logró revertir la tendencia. Con ventas discretas y ganancias reducidas por el costo de las promociones, la jornada dejó un sabor agridulce. ¿Podrá el sector minorista revertir esta inercia de consumo contenido en los próximos meses o deberá esperar un cambio estructural en el poder adquisitivo de los hogares para salir de esta racha negativa?
