El Gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, se toma licencia para dedicarse de lleno a la campaña electoral

En una decisión que marca un punto de inflexión en la política provincial, el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, ha solicitado y obtenido una licencia de su cargo. Este movimiento estratégico tiene como objetivo principal permitirle dedicarse por completo a su campaña electoral sin las responsabilidades de la gestión gubernamental diaria. La decisión, anunciada en una conferencia de prensa, se basa en la convicción de Jaldo de que "no se puede gobernar y hacer política al mismo tiempo".

Esta licencia es un paso inusual, ya que la mayoría de los gobernadores que buscan la reelección o un nuevo cargo suelen mantener sus funciones hasta el final de su mandato. Sin embargo, Jaldo ha argumentado que la complejidad de la gestión de una provincia requiere una dedicación exclusiva, al igual que la exigencia de una campaña electoral. Este enfoque busca evitar cualquier conflicto de intereses y garantizar que tanto las funciones del Estado como las actividades políticas se realicen con la máxima transparencia y eficiencia.

La licencia de Jaldo, que durará hasta el día de las elecciones, ha sido aprobada por la Legislatura y el vicegobernador ha asumido el rol de gobernador interino. Esta transición se ha llevado a cabo de manera ordenada para asegurar la continuidad de los servicios y programas de la provincia. El foco de la campaña de Jaldo se centrará en destacar los logros de su gestión, prometer la profundización de las políticas públicas ya implementadas y articular su visión para el futuro de Tucumán.

Analistas políticos locales han interpretado esta decisión de diversas maneras. Algunas la ven como una señal de compromiso y seriedad, demostrando que Jaldo está dispuesto a priorizar el servicio público. Otros, en cambio, la perciben como una jugada calculada para distanciarse de posibles problemas de la administración en un período electoral, permitiéndole concentrarse en el mensaje de campaña.