La autodefensa de Caputo: ¿Está el dólar a $1.500 “holgadamente arriba” o la calma es solo electoral?


Caputo basó su defensa del tipo de cambio actual en una comparación con la gestión de Mauricio Macri. Sostuvo que, a diferencia de 2015, el país ahora goza de superávit fiscal y un menor déficit de cuenta corriente, lo que a su juicio, mejora sustancialmente los "fundamentos económicos". Para el ministro, una economía que evoluciona favorablemente debe tener una "moneda más fuerte". ¿Puede sostenerse que la economía está "muchísimo mejor" basándose solo en el equilibrio fiscal cuando analistas independientes advierten sobre un tipo de cambio atrasado?
El funcionario no solo descartó de plano una devaluación post-electoral, sino que arremetió contra economistas y la prensa a los que acusó de generar "temor a la gente" y promover un modelo obsoleto. Aseguró que el esquema de bandas está "perfectamente calibrado" y destacó que el apoyo financiero de Estados Unidos coloca a Argentina en una "oportunidad histórica". ¿Es legítima la crítica de Caputo a la prensa por cuestionar la estabilidad del dólar o su descargo es un intento de evitar el costo político de una corrección cambiaria inevitable?
La insistencia de Caputo en que "nada va a cambiar" después de las elecciones busca reducir la volatilidad política, que según él es el principal lastre para la credibilidad en Argentina. No obstante, el ministro eludió responder a las voces que dudan de la sostenibilidad del esquema con un Banco Central que aún lucha por la acumulación neta de reservas. ¿El respaldo financiero "como ningún país en el mundo" es un signo de fortaleza o la prueba de una vulnerabilidad tan extrema que requirió un auxilio inédito para llegar a las elecciones sin sobresaltos cambiarios?
